viernes, 27 de junio de 2008

Los Lapachos

Mamerto Menapace, "Madera Verde"

Para los hombres del sur, el lapacho, es imagen de la dureza y resistencia. Con su madera se fabrica aquello que debe soportar la intemperie y los atropellos y la fuerza animal. Las mejores tranqueras son del lapacho, lo mismo que los bretes y las mangas.
Pero el hombre del sur conoce de este árbol solo su madera. Es decir, lo ha visto despojado de toda su realidad natal, desnudo en su escueto servicio. Para el que no conoce el lapacho mas que en su misión, su principal cualidad es la resistencia y la dureza de su madera que no se pudre.
Y sin embargo, no hay cosa mas tierna que el lapacho, cuando se lo va a encontrar entre los montones misioneros. Es un árbol esbelto, femenino en su talla. De hojas suaves y luminosas, que el viento mueve casi sacándoles un gesto humano. Su copa se abre allá arriba como un rostro, sobre un tronco sin desperdicio y sin espinas.
Y en setiembre, el lapacho es una niña quinceañera. Antes de recuperar sus hojas, se viste todo de rosado en un reventón de flores que regala en abundancia, embelleciendo la geografía que lo acoge. Es el centinela de los montones, que descubre antes que los demás la llegada de la primavera. Lo que el jacarandá es en azul, el lapacho lo es en sonrojo. El invierno lo despoja de sus hojas pero, antes de volver a vestirlo, la primavera le regala toda la ternura que solo la selva virginal puede entregar a sus criaturas...